Crónica de un espectador

Y por fin llegó el día. Después de tantos meses de preparación, desde aquel 30 de noviembre en el que, después de la difícil de decisión de elegir a los chicos, Dani nos convocó a los padres de los 23 elegidos que iban a formar parte de aquella aventura. Llegó el gran día en el que se iban a poner en práctica todas aquellas horas de ensayo, de recreos sacrificados y de tiempos arañados a la hora de comer. El día en el que iban a demostrar que la música no es sólo propiedad de grandes instrumentralistas, que sacrifican un trocito de su vida por la música, sino que es un valor universal al alcance de todos.

Los últimos momentos antes del debut no podían ser de otra forma: ensayando, refinando los últimos detalles para que todo salga perfecto.

Y en la horita de descanso antes del concierto aparecemos los espectadores, casi más ilusionados que los propios niños. 

Entramos en la sala de cámara del auditorio nacional, donde están colocados en el escenario los instrumentos, actores pasivos de aquella función, pero protagonistas igualmente.

Y llegó el momento. Aparecen nuestros artistas. Aplausos, disparos de cámaras de fotos, los vídeos que empiezan a grabar y un sentimiento general de orgullo entre los espectadores por haber llegado hasta aquí. 

 Y sólo queda agradecer a todos los que han hecho posible esta experiencia que sin duda permanecerá para siempre en la memoria de los auténticos protagonistas, los chicos.  Los primeros Dani y Fran y después a todos los que dice Dani en la siguiente entrada de este blog.